Las dificultades de aprendizaje pueden deberse a un trastorno o a un retraso en el desarrollo del niño_Centro de psicólogos de Barcelona Impulsa

«Las dificultades de aprendizaje pueden deberse a un trastorno o a un retraso en el desarrollo del niño»

 

Olga López Carrillo, pedagoga y logopeda de nuestro centro, está especializada en el tratamiento de los problemas de aprendizaje. En esta entrevista nos aclara muchas cuestiones que preocupan a los padres, deshace algunos mitos y nos explica cómo actuar cuando un niño presenta dificultades de aprendizaje.

 

¿Todos los problemas de aprendizaje tienen como causa un trastorno?

No. Hay niños que, efectivamente, presentan problemas de aprendizaje debido a un trastorno, pero en muchos casos, simplemente hay un retraso en el desarrollo de alguna de las habilidades relacionadas con el aprendizaje.

 

¿Nos puedes poner un ejemplo?

Si. Dentro de los problemas de aprendizaje están los de lectoescritura. Cuando el aprendizaje de la lectoescritura todavía no está afianzado porque cada niño es diferente y tiene su propio ritmo de aprendizaje, debemos distinguir si estamos ante una dificultad que tiene como causa un trastorno, como la dislexia, o si se trata de un retraso en la adquisición de alguna de las habilidades relacionadas con el aprendizaje de la lectoescritura. En este último caso, el niño irá más lento no porque haya una capacidad afectada, sino porque su desarrollo va más despacio en algún aspecto.

 

No todos los niños desarrollan las habilidades de aprendizaje al mismo ritmo

No, cada niño tiene un ritmo de aprendizaje. Se da como algo establecido que en cada etapa el niño debe haber adquirido una serie de capacidades y esto no siempre tiene por qué ser así. Puede ser que esté desarrollando algunas habilidades a un ritmo normal, o incluso más rápido de lo habitual, y otras a un ritmo más lento. Esto no significa que haya un trastorno.

 

Actualmente, se habla mucho de la dislexia

Sí, y como he comentado, no todos los problemas de lectoescritura tienen como causa la dislexia. La dislexia es un trastorno del aprendizaje que, en mi opinión, se diagnostica con mucha alegría. Como tiene unos rasgos muy característicos, si se aprecian en el niño, enseguida se pone esta etiqueta. Sin embargo, los mismos rasgos pueden deberse a un problema en la vista, por ejemplo. Para que haya dislexia tienen que darse una serie de características y una permanencia en el tiempo de este trastorno.

 

Es decir, hay que realizar un diagnóstico que determine la causa de las dificultades de aprendizaje

Si, porque, aunque a veces hay pistas indicativas, las manifestaciones no siempre son evidentes. Por ejemplo, podemos estar confundiendo un problema de lectoescritura con uno de comprensión. Por eso lo primero que hay que hacer es un buen diagnóstico que nos diga qué habilidad o habilidades están afectadas, cuál es la causa y si esta causa es un trastorno o un retraso en el desarrollo de alguna de las habilidades relacionadas con el aprendizaje.

 

Cuando llega un niño al centro por primera vez, ¿cuál es el procedimiento?

Primero tenemos una entrevista con los padres y con el niño para saber cuándo se inició el problema y cuál ha sido la evolución del paciente hasta ese momento. Es lo que llamamos anámnesis. También es fundamental ver cuál es la demanda real porque a veces no está muy clara: hay una realidad, que es que el niño tiene problemas en el colegio, pero debemos averiguar por qué los está teniendo. Quizá las causas son emocionales; es decir, que el problema no está relacionado con las capacidades y habilidades del niño. Pero, a priori, no lo podemos saber. Por eso hay que hacer primero un buen diagnóstico que se lleva a cabo mediante una batería de pruebas.

 

«Hay que averiguar qué está causando la dificultad y ver qué habilidades están preservadas porque las que están bien nos ayudarán a trabajar las que no lo están»

 

¿Se realiza una prueba de cociente intelectual?

Sí, pero esta prueba no es solo para saber cuál es el cociente intelectual del niño: la realizamos porque incluye pruebas de habilidades relacionadas con el aprendizaje que nos aportan información necesaria para que el diagnóstico sea certero. El objetivo es ver si todo está compensado: quizá unas habilidades son muy altas y otras no. Lo que queremos saber es en qué punto está el niño. También se realizan pruebas de visio-percepción y la neuropsicóloga realiza otras, como las de atención. Y se hace un cuestionario para determinar si hay algún problema emocional. A partir de los resultados de esta batería de pruebas se realiza el diagnóstico y se deriva el niño al psicólogo del centro que corresponda.

 

¿Los problemas de aprendizaje pueden deberse a causas psicológicas?

Sí. Un niño con problemas de baja autoestima o falta de confianza puede tener un rendimiento escolar que no se corresponde con sus capacidades porque las emociones nos influyen mucho, pero en estos casos el aspecto psicológico es una causa secundaria. Es decir, si a un niño le cuesta centrarse porque está viviendo problemas en casa o tiene miedo a responder en voz alta en clase por falta de seguridad, esto puede perjudicar su rendimiento escolar, pero no porque haya una causa relacionada con lo que entendemos por problemas de aprendizaje. Los problemas escolares serán una consecuencia del mal ambiente familiar o de esos problemas emocionales. Si resolvemos el conflicto emocional, resolveremos la situación.

 

Si detectamos que nuestro hijo tiene problemas de aprendizaje, ¿cómo debemos actuar?

En primer lugar, no debemos alarmarnos ni angustiarnos: afortunadamente, hoy en día casi todo tiene respuesta. Lo importante es llevarle a un especialista para poder hacer un diagnóstico temprano y, a partir de este, empezar a trabajar en su recuperación lo antes posible; tanto si el problema es leve (para que no se agrave) como si es más importante. Pero no hay que dramatizar la situación. Hay que perder el miedo a palabras como “dislexia”.

 

«Las dificultades de aprendizaje pueden deberse a un trastorno o a un retraso en el desarrollo del niño»

¿Todavía asusta?

Sí, recuerdo un padre que me dijo: «Entonces, ¿mi hijo tiene la enfermedad de la dislexia?», cuando la dislexia no es una enfermedad.

 

¿El diagnóstico temprano es clave?

Sí, tengamos en cuenta que la lectoescritura es la base del aprendizaje. Y, aunque es cierto que nuestro sistema educativo actual facilita la integración porque ya no pasa todo el aprendizaje por la lectura y la escritura, es un hecho que ambas tienen un peso importante en todas las asignaturas.

 

Si no se trata la causa, ¿los problemas se agravan con el tiempo?

Sí, es fundamental actuar lo antes posible para ayudar al niño a pasar las diferentes etapas del aprendizaje de manera óptima. De otro modo, las dificultades se agravan.

 

¿Cuándo deberíamos empezar a preocuparnos?

En general, si el niño sigue presentando dificultades a los ocho años. De cualquier forma, antes, durante el proceso de aprendizaje de la etapa de educación infantil, ya se pueden detectar signos evidentes.

 

¿Cuáles son estos signos?

Cualquier anomalía en los aprendizajes básicos que se llevan a cabo durante esta etapa: si el niño no diferencia formas o colores, si no distingue derecha-izquierda, si tiene problemas de concentración, de memoria a corto plazo, de comprensión, etc. Por ejemplo, es posible que el niño lea bien (mecánica lectora preservada), pero que no entienda lo que lee. En este caso el problema no será tan evidente, pero es muy importante detectarlo para intervenir lo antes posible. También puede ocurrir que al niño le cueste mucho encontrar en su cerebro las palabras: si hemos ido al zoo y luego le preguntamos qué animales ha visto, observaremos que va muy lento al ir nombrándolos; como un ordenador reseteándose.

 

Si hay un problema de lectura, ¿lo hay también de escritura?

No siempre, ni a la inversa. No obstante, si hay un problema de lectura, hay más probabilidades de que haya también uno de escritura y de comprensión lectora. Si un niño cambia el orden de las letras o de las sílabas al leer, lo más seguro es que las cambie también al escribirlas.

 

«Un buen maestro detecta enseguida si un niño no está aprendiendo al ritmo esperado. La cuestión es que algunas escuelas no disponen de suficientes recursos para cubrir las necesidades de los niños que van a otro ritmo»

 

¿Y si observamos un problema en su forma de expresarse?

Si estando la parte de la mecánica lectora preservada, vemos que hay un problema en la forma en que el niño se expresa, puede haber un problema de conciencia espaciotemporal. Son niños que no entienden el concepto de secuencia, por ejemplo, y por esto escriben sin signos de puntuación y sin estructurar el texto en párrafos. En cualquier caso, hay que averiguar qué está causando la dificultad y también ver qué habilidades están preservadas porque las que están bien nos ayudarán a trabajar las que no lo están.

 

¿En qué consiste la terapia?

La terapia se adapta a cada niño en función de su edad y del diagnóstico, pero, en general, trabajamos haciendo actividades que activan las zonas neuronales que no están activadas. Con los más pequeños estas actividades se realizan de una manera muy lúdica, como si fuera un juego.

 

¿La terapia es efectiva en todos los casos, incluso cuando hay un problema neurosfisiológico?

Siempre que se trabaja con el niño hay, cuando menos, una evolución significativa. Siempre hay buenos resultados. En los casos de retraso lo habitual es que la recuperación sea completa. Si hablamos de dislexia, casi siempre quedan algunas secuelas, pero la persona adquiere recursos que le permiten llevar una vida completamente funcional.

 

¿Qué papel tienen las escuelas en la detección de los problemas de aprendizaje?

Tienen un papel esencial. Un buen maestro detecta enseguida si un niño no está aprendiendo al ritmo esperado. La cuestión es que algunas escuelas no disponen de suficientes recursos para cubrir las necesidades de los niños que van a otro ritmo. Es un hecho que el mundo está hecho para la mayoría, no para las personas que son una excepción. Y en el aprendizaje ocurre lo mismo: está ideado para la mayoría de los niños, pero no todos los niños son iguales. Desde las escuelas se está haciendo un gran trabajo para adaptarse a las particularidades de cada niño, pero, desgraciadamente, no es suficiente.

 

¿Qué haría falta?

Más maestros de apoyo y de educación especial porque, aunque una escuela cuente con algún especialista, lo más probable es que no pueda asumir todo el trabajo. Pensemos que si hay cinco niños que requieren una atención especial, cada uno de ellos tiene unas particularidades distintas, por lo que ofrecerles a todos una atención individualizada es, en la mayoría de los casos, imposible. Este es el trabajo que hacemos en nuestro centro: tratar cada caso individualmente.

 

Es evidente que estos niños necesitan un ayuda profesional y personalizada, pero ¿los padres pueden ayudarles en casa?

Sí, aunque el ritmo de vida actual hace complicado que los padres consigan encontrar espacios en los que poder poner en práctica ciertos ejercicios. Por otro lado, tampoco es conveniente saturar a un niño con tareas: si después de las horas que pasa en el cole, y las que está aquí, le forzamos a seguir haciendo tareas en casa, será contraproducente. En cualquier caso, depende mucho de cada niño y de cada familia. Lo que sí pueden hacer los padres es aprovechar los espacios de ocio y lúdicos para ayudar en algunos aspectos.

 

¿Por ejemplo?

Se pueden aprovechar los trayectos en coche para mejorar, por ejemplo, la consciencia fonológica: jugar a decir palabras que empiecen por una letra determinada, jugar a separar las sílabas de las palabras, buscar palabras que rimen, etc.  O si el niño tiene dificultades en el aprendizaje de la lectura, podemos aprovechar el tiempo que dedicamos a leerle un cuento antes de ir a dormir para mejorar esta capacidad de una forma lúdica.

 

Si quieres hacernos una consulta sobre este tema, no dudes en ponerte en contacto con nuestro equipo de psicólogos.