Ir al psicólogo nos ayuda a vivir mejor, aunque no suframos una psicopatología

Ir al psicólogo nos ayuda a vivir mejor, aunque no suframos una psicopatología

Muchas personas todavía piensan que solo es necesario buscar la ayuda especializada de un psicólogo cuando se sufre una enfermedad mental. Sin embargo, las competencias de estos especialistas son mucho más amplias, por lo que ir al psicólogo nos puede ayudar a aprender a vivir mejor, aunque no suframos una psicopatología o no hayamos pasado por una situación traumática. Vamos a ver por qué.

 

«Las relaciones familiares y sociales son necesarias y cumplen una función muy importante en nuestra vida, pero no pueden suplir la función de un psicólogo.  Las sesiones de psicoterapia no son charlas de café»

 

De pequeños, no nos enseñan a gestionar nuestras emociones, ni cursamos asignaturas para aprender a desarrollar herramientas que nos permitan gestionar bien los conflictos cotidianos. Así que es normal que, en ocasiones, no dispongamos de los recursos personales adecuados para solventar los problemas que, inevitablemente, forman parte de la vida. Y, a menudo, también ocurre que la ayuda de las personas de nuestro entorno no es suficiente. “Las relaciones familiares y sociales son necesarias y cumplen una función muy importante en nuestra vida, pero no pueden suplir la función de un psicólogo.  Las sesiones de psicoterapia no son charlas de café”, señala Sílvia Raset, la directora de nuestro centro.

 

Por qué un psicólogo nos puede ayudar a vivir mejor

 

«El psicólogo le brinda a la persona el tiempo, el espacio y las condiciones para poder desarrollar toda su estructura de pensamiento y sus sentimientos»

 

Los conocimientos que un psicólogo tiene sobre la mente, el comportamiento y las emociones humanas no son los que tiene una persona de a pie. Su formación y experiencia le dotan de unas herramientas de evaluación y diagnóstico de las que carecen las personas que no lo son. Sin duda, este aspecto es fundamental, pero hay otros que también son esenciales:

 

  • Un psicólogo escucha, evalúa las situaciones e interviene desde la objetividad: al ser alguien que no forma parte de nuestro círculo, la postura que adopta es neutra. Esto le proporciona la posición adecuada para tratar los problemas del otro.

 

  • El psicólogo ofrece un espacio de escucha activa: no está esperando a que uno termine de hablar para decir algo sobre su propia vida, sino que está centrado exclusivamente en lo que la persona le está diciendo. Esto tiene un gran valor para quien necesita expresarse y no puede hacerlo de forma abierta en otro ámbito.

 

  • El psicólogo ofrece un espacio de acompañamiento en el que no se juzga a la persona, lo cual es difícil que se produzca con un familiar o amigo.

 

“Imagínate que un psicólogo le dijera a un paciente que no se preocupe, que ya se arreglará todo. Una respuesta así, que es la que solemos obtener de familiares y amigos, bloquearía su discurso y su expresión emocional. En cambio, el psicólogo le brinda a la persona el tiempo, el espacio y las condiciones para poder desarrollar toda su estructura de pensamiento y sus sentimientos. Muchas personas, por el hecho de ir al psicólogo, se ordenan internamente”, prosigue Sílvia Raset.

 

El espacio terapéutico va más allá de buscar soluciones a problemas

 

Cuando afrontamos un problema es normal que, a veces, sintamos cierto malestar hasta que logramos solventarlo. No obstante, deberíamos poder evaluar en qué ocasiones la intensidad de una situación nos desborda y afecta a nuestro bienestar, porque no se trata de aguantar la angustia dando por hecho que la vida es un camino por el que siempre, cada día, es difícil transitar.

 Ir al psicólogo nos ayuda a vivir mejor, aunque no suframos una psicopatología

 

Sin duda, hay diferentes orientaciones psicológicas que están enfocadas a encontrar soluciones a los problemas de los pacientes. Algunas, como la terapia breve estratégica, se enfoca a las soluciones, en lugar de centrase en los problemas, por lo que con este tipo de terapia se acorta notablemente el proceso terapéutico. Otras, en cambio, se plantean a largo plazo porque suponen un proceso de gran introspección, como el psicoanálisis. Pero, aunque existan diferentes orientaciones, también es cierto que el espacio terapéutico va más allá del objetivo acotado y concreto de encontrar soluciones a un problema determinado. Como decíamos, puede servir como espacio de acompañamiento y autoconocimiento para validar ideas, experiencias, emociones, objetivos, dudas vitales, situaciones de tipo relacional y proyectos de vida, así como para  favorecer que la persona se pueda estructurar. El mero hecho de disponer semanalmente de un espacio propio como es el espacio terapéutico es de por sí muy saludable.

 

Iniciar un proceso terapéutico requiere valentía

 

Algunas personas, por su tipo de personalidad, son reacias a acudir a un psicólogo, a pesar de que no consiguen solucionar los conflictos que tienen. Y es que acudir a un especialista tiene una implicación importante: asumir que se necesita ayuda; lo cual, a su vez, implica reconocer la existencia de un problema y también que uno no ha sido capaz de solucionarlo. Esto les hace sentir su propia vulnerabilidad y por eso construyen esta cadena de negación.

 Ir al psicólogo nos ayuda a vivir mejor, aunque no suframos una psicopatología

 

De hecho, para llegar a tomar la decisión de buscar la ayuda de un psicólogo, es necesario ser consciente y ser valiente, ya que la psicoterapia requiere realizar un trabajo de introspección. Hay que estar dispuesto a ser coherente con lo que descubramos de nosotros mismos y de nuestra vida porque el proceso terapéutico es un proceso de cambio: si no hay cambio, no hay mejoras. Y los cambios pueden asustar porque implican salir de nuestra zona de confort. “Algunas personas prefieren quedarse como están a modificar aquello que les produce malestar y que solucionaría lo que no va bien en su vida, porque hacerlo exige realizar cambios sustanciales y, en algunos casos, modificar las bases de nuestra vida”, explica Sílvia Raset.

 

Vivimos en una sociedad que nos aleja de nuestro yo

Ir al psicólogo nos ayuda a vivir mejor, aunque no suframos una psicopatología

 

«Cabe preguntarse si las personas sanas están viviendo en una sociedad enferma, si el individuo termina enfermando para poder adaptarse a esta sociedad»

 

En la última década, se ha triplicado el consumo de antidepresivos en España y han aumentado notablemente las bajas laborales por ansiedad y depresión. Estos datos son muy significativos. “Cabe preguntarse si las personas sanas están viviendo en una sociedad enferma, si el individuo termina enfermando para poder adaptarse a esta sociedad. Es una situación grave a nivel macro. Hay personas, por ejemplo, que se han visto atrapadas por las exigencias de la sociedad actual, las cuales están orientadas a los resultados y al éxito. Se han focalizado en el logro de los objetivos profesionales, pero se han desconectado de sí mismas. Han puesto todos sus recursos en un área muy concreta y las otras se han deteriorado. Por esto es fundamental revisar lo que es importante para uno, más allá de lo que el entorno nos demanda. Alejarnos de nuestro yo tiene consecuencias. Necesitamos reequilibrarnos reconectando con nosotros mismos y la ayuda de un psicoterapeuta ofrece las herramientas para poder hacerlo”, concluye Sílvia Raset.

 Si quieres hacernos una consulta sobre este tema, no dudes en ponerte en contacto con nuestro equipo de psicólogos.