Adicción a los videojuegos: qué le ocurre al cerebro y cómo evitarla
El año pasado, La Organización Mundial de la Salud (OMS) incluyó la adicción a los videojuegos en su nueva clasificación de trastornos mentales. Esta decisión provocó polémica, pero la OMS la ha mantenido argumentando que los patrones de comportamiento que presentan las personas con este tipo de adicción provocan un deterioro significativo en las áreas de funcionamiento más importantes de su vida, como la personal, familiar, social y educativa. De hecho, en España, el número de afectados por la adicción a los videojuegos que acuden a tratamiento especializado se ha triplicado en los últimos 5 años.
¿Cuándo hablamos de adicción a los videojuegos?
La adicción a los videojuegos se define por una constante necesidad de jugar que se antepone a la realización de cualquier otra actividad y que hace sentir mal a la persona si no puede jugar. Como hemos dicho, esta necesidad llega a interferir de forma grave en su vida cotidiana.
En el caso de los niños y adolescentes, se irritan, e incluso pueden ponerse agresivos, cuando sus padres intentan limitar el tiempo que dedican a estos juegos; cada vez necesitan dedicar más horas a esta actividad para sentirse satisfechos (incluyendo horas de sueño), van perdiendo el interés por cosas que antes les gustaban, se aíslan en su cuarto para jugar, mienten para ocultar el tiempo que realmente dedican a los videojuegos y niegan que este tiempo sea excesivo cuando se les confronta con el tema. Además, como consecuencia, dejan de hacer los deberes, de quedar con sus amigos, de hacer vida familiar, etc.
Por qué el cerebro se vuelve adicto a los videojuegos
Obviamente, jugar un rato de vez en cuando a los videojuegos no supone una adicción. Estos juegos están diseñados para que las partidas no exijan una dedicación superior a los 40-60 minutos y, si no se excede este tiempo, es una actividad que divierte y descansa el cerebro. El problema se presenta cuando se excede este tiempo y esto se repite con frecuencia. Vamos a ver por qué: qué es lo que le pasa al cerebro para que se produzca la adicción.
El cerebro es flexible y plástico, cambia cada día en función de lo que hacemos, de lo que no hacemos y de nuestra interacción con el entorno. También busca el placer y evitar el dolor, así como aprender continuamente y superar retos. Esto significa que graba lo que le gusta y lo que no le gusta para que cuando volvamos a pensar en ello o volvamos a vivir la misma situación genere señales que nos estimulen a repetir o a evitar esas sensaciones.
«Los estudios neurocientíficos ya han demostrado que la dopamina se dispara en dosis elevadas al mirar las pantallas digitales y al jugar a un videojuego, de la misma forma que se dispara con todo lo que nos provoca placer»
Hay una serie de neurotransmisores, como la dopamina y la serotonina, que activan el llamado circuito de recompensa; un circuito que nos mueve a alimentarnos, a interesarnos por el conocimiento, a divertirnos, a relacionarnos con los demás, etc. Sin embargo, este circuito también se estimula con otras actividades y sustancias no recomendables, y cuando nos ponemos delante de una pantalla digital. Sí, los estudios neurocientíficos ya han demostrado que la dopamina se dispara en dosis elevadas al mirar las pantallas digitales y al jugar a un videojuego, de la misma forma que se dispara con todo lo que nos provoca placer: cuando nos abrazan, cuando escuchamos música, al bailar, fumar, beber alcohol o tomar drogas.
Jugar a un videojuego permite superar continuamente obstáculos y alcanzar metas, lo que provoca que el cerebro vaya segregando cada vez un mayor nivel de dopamina y endorfinas que le causan una notable sensación de placer y bienestar; sensaciones que el cerebro va a querer repetir con más frecuencia a no ser que intervenga la propia voluntad para interrumpir ese tipo de diversión “descontrolada” y dirigir su deseo hacia otra actividad, como el ejercicio físico, hacer cosas con las manos, relacionarse, etc. Por esta razón, el tiempo y la frecuencia que se dedica a jugar a los videojuegos es clave para no desarrollar una adicción. Además, hay que tener en cuenta que, así como jugar 40-60 minutos descansa el cerebro, cuando se supera este tiempo se produce el efecto contrario: se segrega un exceso de cortisol, dopamina y endorfinas, las neuronas se saturan y el cerebro se debilita; disminuye su capacidad para tomar decisiones, para mantener la voluntad, la atención y la concentración, y para ser consciente del tiempo.
La adicción a los videojuegos tiene solución
Si has reconocido en tu hijo los comportamientos que hemos descrito, el primer paso para ayudarle a superar la adicción consiste en acudir a un especialista para que evalúe el caso y le ayude a tomar conciencia del problema, ya que la adicción a los videojuegos tiene solución. No obstante, como requiere medidas concretas en cada caso, no intentes abordar la situación tú solo/a castigándole, impidiéndole de forma tajante que juegue y enfrentándote a él, ya que así solo conseguirás que se aparte de ti. Lo importante es que cuando acudas al especialista con él sepas a qué tipo de juegos juega, cuánto tiempo dedica a jugar y con quién juega, pues cabe la posibilidad de que lo haga con otros niños con el mismo problema o con otros jugadores que le presionan para que juegue.
Si quieres hacernos una consulta sobre la terapia de adicciones, no dudes en ponerte en contacto con nuestro centro.
Fuentes:
Guía de la Dirección General de la Familia y el Menor Pasos para evitar la adicción a los videojuegos ¿Puedo ayudar a mis hijos a divertirse en la red?